La entrevista laboral es (ya lo hemos dicho varias veces) la parte más
importante del proceso
de selección laboral.
Durante ella, se decide todo, pues el 90% de las impresiones y nociones que tus
posibles empleadores tienen
de ti, se forman en ese momento. No hay duda en afirmar que hay que prepararse
para ella con todo cuidado, en todo detalle, en todos los aspectos. Y algo que
debes cuidar con particular esmero es tu imagen.
No hablamos tanto de vestirse bien (lo que
está por descontado) como en lo que se refiere a tu lenguaje corporal.
El lenguaje corporal es el gran enemigo,
pues se trata de uno de los puntos menos conocidos sobre
los que los entrevistadores se basan para hacer un diagnóstico de tu personalidad, de tu empleabilidad y de tu rentabilidad como parte
de una empresa.
Para vencer a ese enemigo interior, debes ser autoconsciente. Esto es: tener la consciencia de cada uno de tus
actos, de modo que no cometas gestos no tomes posturas que te jueguen en
contra.
Por ejemplo: controla tu nerviosimo y no te toques la cara ni muevas las piernas. No te
exhibas como una persona inflexible al sentarte demasiado recto, ni des la
impresión opuesta al sentarte con los hombros caídos. Tampoco muevas mucho las
manos ni gesticules en exceso.
La medida central es la idea: ni inmóvil ni hiperactivo. Que tu cuerpo revele que eres una persona equilibrada,
enfocada y segura de sí misma.
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